El sitio web Es más punto com, en su portal noticieros
televisa tiene una nota que lleva por título Hecho en México, mejor documental mexicano 2013, dicho título que
bien puede juzgarse de simplón y parcial,
tiene como objetivo, como ya es costumbre de Televisa, promover el documental
más rosa y nacionalista que se ha creado, o por lo menos que yo he visto, de México.
Pero más allá de las etiquetas de
adulación, el título expresa su victoria dentro de la industria de producción cinematográfica
al ser ganador al mejor documental del
2013 en los famosos premios Canacine, mismos
que en el siguiente año nominaron al
primer lugar como mejor película mexicana a la débil y sentimental cinta del cómico Eugenio Dérbez, No se
aceptan devoluciones.
Hecho en México fue dirigida por el notable cineasta inglés Duncan
Bridgeman y la productora mexicana Lyyn Fainchtein, misma que ha participado en cintas
decisivas del director mexicano Alejandro González Iñárritu, pero eso no importa cuando su producción ejecutiva
estuvo a cargo del notable empresario, opresor de las conciencias, Emilio
Escarraga Jean, ¿qué más se puede esperar?
Realmente este proyecto me pareció
más que un documental sobre identidad, un proyecto de combinación musical que
describe en mínimos fragmentos, de verdad mínimos, un poco sobre la idiosincrasia mexicana, sin embargo considero que aquellas opiniones y puntos de vista generalizaban con
argumentos básicos la realidad del México
de hoy en día disfrazados, claro, de una pobre visión crítica por
parte de las estrellas pop que en él participan, que aún más que la integración, el reconocimiento
y la cultura, pugnaban por un patriotismo, usando la fórmula muy al estilo tío Sam.
El papel de la identidad a muy
grandes rasgos se juega aquí. Construir la imagen que el otro tiene de mí,
según Villoro, es el concepto de identidad que dictamina a la ciudadanía y su
cultura, ésta a su vez, se compone de los modos de vida y tradiciones, mismas que en su rol también presentan problemáticas, por
ejemplo los bajos niveles en el sector educativo y su desinterés social y político,
la pobreza, la corrupción, la migración,
la ultra violencia, los problemas de desigualdad, la domesticación, el sexismo,
el narcotráfico y demás por mencionar,
que evidentemente el documental no incluye.
En pocas palabras no me
parece, en lo absoluto, un proyecto creativo sostenible, no aporta nada más allá de lo subjetivo y, en
extremo, es entretenimiento al puro
estilo el canal de las estrellas, lo considero
más bien una idea excelente para dominguear, claro, después de ver El Diario de
Bridget Jones y alguna película de Adam Sandler.
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